Hay dos variedades de Epañeul enano: el Papillon, de orejas erguidas y menor peso, y el Phaléne, de orejas caídas.
Es un perro armonioso y vivo, con el cuerpo poco más alto que largo, pecho ancho y costillas salientes.
La cola, más bien larga, forma un penacho elegante.
El cráneo es redondeado, tiene un hocico corto y fino y stop muy marcado.
Los ojos son almendrados y grandes.
El pelo es abundante, lustroso y ondulado.
Se admiten todos los colores de pelaje sobre fondo blanco.
Hay que peinarlos todos los días, pero conviene bañarlos poco si no se quiere que se les ablande el pelo.
Se encuentran bien en la ciudad y en el campo.
Les gusta pasear, pero no necesitan mucho ejercicio.
Su temperamento es alegre, orgullosos e inteligente.
Agradece las caricias porque es muy afectuoso y se adapta muy bien a la vida familiar, pero no debería ser considerado un juguete para los niños.
La variedad Phaléne, la más antigua de las dos, desciende de los Epañeuls, que tenían todos las orejas colgantes.
Aparece ya en la Edad Media en la corte española, y en los siglos XVI y XVII estaban extendidos por las cortes reales europeas.
Los Papillon se consideran una creación franco-belga y se hicieron famosos en el siglo XIX.
Aunque cuando se presenta la oportunidad se convierte en un eficaz ratero, el Epañeul enano ha sido siempre un perro de compañía propio de las cortes reales y de las casas aristocráticas.
Aparece en cuadros de Rembrandt, Tiziano, Rubens y Velázquez, y ha tenido por dueños personajes como Luis XIV, los Medici o María Antonieta, que fue a la guillotina con uno de ellos en brazos.
Su vinculación a la aristocracia casi les costó el exterminio durante la Revolución Francesa.
Pros:
- Buen perro de compañía, bien adaptado a la ciudad.
- Tamaño pequeño.
- No necesita hacer mucho ejercicio.